El valor de los activos corrientes y su efecto en gestión empresarial

Una empresa está conformada por la estructura de inversión y la estructura de financiación. La estructura de financiación son los pasivos y patrimonio y la estructura de inversión son los activos. Para que una empresa pueda cumplir con sus fuentes de financiación debe tener una adecuada estructura de inversión, es decir, una adecuada estructura en sus activos los cuales representan el conjunto de bienes tangibles o intangibles que posee la empresa; con la característica de que esos activos tengan la facilidad  de convertirse en efectivo o de consumirse en el próximo período normal de operaciones de la empresa.



Todos aquellos recursos de la empresa que se puedan convertir fácilmente en efectivo en un tiempo inferior a un año son activos corrientes y aquellos que no tienen esta característica son activos no corrientes. Los activos corrientes dentro de la empresa tienen la responsabilidad de generar los flujos deseados de efectivo, para poder generar la liquidez suficiente que le ayuda cubrir sus obligaciones principalmente aquellas de corto plazo que hacen parte de los pasivos corrientes y mantener de esta manera un eficiente capital de trabajo que le permita desarrollar una gestión optima y eficaz.


Es importante destacar que la composición de los activos corrientes de una empresa son vitales para que esta pueda desarrollar sus funciones teniendo en cuenta que este tipo de activos tienen una alta probabilidad de transformarse en efectivo y le permiten a la empresa tomar decisiones en todo momento sobre su futuro inmediato, es decir, por ejemplo cuando la empresa cuenta con mucho efectivo disponible puede utilizar dicho efectivo para realizar inversiones o para pagar obligaciones o tomado desde otro punto de vista puede utilizar esos recursos disponibles para comprar más inventarios o adquirir activos fijos y así obtener mayores ventas. Entonces cuando un ente económico está bien estructurado es cuando cuenta con una excelente estructura de inversión donde principalmente sus activos corrientes que son rápidamente convertibles a efectivo le proporcionan los niveles de liquidez que necesita.  


Finalmente la administración y utilización de los activos corrientes depende de la gestión gerencial de cada empresa desde sus políticas tanto internas como externas buscando siempre la efectividad en el manejo del capital de trabajo; todo esto para que el  ente económico pueda cumplir su objetivo básico financiero maximizando su patrimonio en armonía con sus clientes, proveedores y propietarios. Cuando la empresa obtiene esa buena liquidez y rentabilidad empieza a generar valor agregado lo cual estimula el ingreso de nuevos inversionistas, refleja una mayor prosperidad económica y le permite un crecimiento en el tiempo.

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